Homosexuales detenidos en Cúcuta por asistir a un reinado transformista, 1981. No se les ve tristes, no era una novedad en la época, una persona incluso sonríe a la cámara coqueta.

Despenalización de la homosexualidad y abuso policial

Homosexuales detenidos en Cúcuta por asistir a un reinado transformista, 1981

El jueves 29 de enero de 1981 los homosexuales en Colombia dejaron de ser, en el papel, delincuentes. Fue el día en el que entró en vigencia el nuevo Código Penal aprobado por el Congreso en el que se despenalizaron las relaciones entre personas del mismo sexo (Ávila, 2008). Un año después se llevó a cabo la primera marcha por la liberación sexual, con el objetivo de reclamar sus derechos y denunciar la discriminación social y represión policial a la que vivían sometidos (Gámez, 2009).

Se dice que fue una marcha desde la Plaza de Toros La Santamaría hasta Las Nieves, a la que solo asistieron 30 personas, acompañados de bastante fuerza policial. Dos años más tarde se convoca nuevamente a otra marcha, motivada por la ILGA (International Lesbian and Gay Association) al declarar 1984 como el “año internacional de la acción gay” (Gamez, 2009).

A pesar de la despenalización de las prácticas homoeróticas, continuó la persecución oficial, tanto jurídica como policial, a personas con orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género no normativas, lo cual por supuesto terminó afectando a artistas del transformismo y su audiencia.

Por ejemplo, en 1981 inauguraron una nueva discoteca de “ambiente” en el centro de Bogotá. Para la ocasión varias artistas del transformismo habían preparado grandes espectáculos, una de ellas incluso haría su gran entrada sobre un caballo. Sin embargo, antes de poder dar inicio, la policía, al parecer alertada por algún vecino, llegó al lugar con actitud intimidante. Las artistas tuvieron que salir corriendo despavoridas a esconderse en parqueaderos y recovecos, mientras parte de la audiencia tuvo que quedarse encerrada en el establecimiento por tres largas horas, con las luces apagadas, mientras la policía se aburría y se iba (Vásquez, 1981).

Situación similar describe Mauricio, administrador de varios establecimientos nocturnos LGBT del centro de Bogotá.

“En los ochentas para ir de rumba teníamos que llegar a una esquina, esperar una señal del de la entrada e ingresar corriendo para cerrar la puerta rápido y que la policía no nos viera, la rumba gay estaba prohibida. Si nos cogían y veían que era un sitio gay nos llevaban a todos a la Quinta. (…) Más de una vez amanecí en un baño escondido con muchas personas porque la policía golpeó y golpeó y se quedó hasta el amanecer a que saliéramos.” –

Mauricio, administrador del antiguo La Oficina Centro y Retro Nigth Club en el centro de Bogotá.

Carlos Gámez también relata en su investigación sobre los logros del movimiento LGBT en Bogotá, las formas de maltrato a las que eran sometidos los homosexuales detenidos en los bares clandestinos, pues aún después de la despenalización continuaron operando bajo el radar hasta entrados los noventa:

“Los abusos policiales en Bogotá eran un pan de cada día en espacios públicos, especialmente en los bares en donde se socializaban los gays, lesbianas, bisexuales y transgeneristas de la época, de los que se resaltan casos en donde eran llevados a lugares apartados donde los maltrataban o desnudaban, los bañaban con agua fría y abandonaban sus pertenencias en otro lugar obligándolos a andar a la intemperie.”

Carlos Gamez

La artista del transformismo Madorilyn Crawford describe los establecimientos de la época como lugares oscuros, sin letrero, con un orificio en la pared o puerta que permitía vigilar si venía la policía, también contaban con un largo pasillo que había que atravesar hasta llegar a la pista de baile. Las paredes estaban llenas de cartones de huevo y otras estrategias rudimentarias para evitar que la música se escuchara desde afuera.

Finalmente disfrutaban, pero debían hacerlo en constante alerta. Adela Ferrer, artista legendaria del transformismo, también comenta cómo ésta fue una época de persecución y abuso verbal y físico por parte de la policía contra la población LGBT, sin que existiera alguna herramienta o institución a la que pudieran acudir para defenderse (Lord, 2017).

Fuentes

Ávila Palacios, R. (2008, 27 de abril), «“Sin la Corte no existiríamos”», en El Espectador, p. 9A.

César Sánchez (2012) “Hasta que el amor les dure”. Debates en torno a las parejas del mismo sexo en el contexto colombiano. [Requisito parcial para optar al título de Magíster en Estudios Culturales]. Pontificia Universidad Javeriana.

Carlos Gámez (2009), Logros y desafíos del movimiento LGBT de Bogotá para el reconocimiento de sus derechos. [Trabajo de grado], Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana, Carrera de Ciencia Política. P.53

Oscas Vázquez (1980) La gente gay inauguró otra discoteca pero la policía pacientemente esperaba. Revista Vea.

Alfred Lord (Abr 30, 2017) Las grandes divas del transformismo colombiano: Seis historias de transformismo, revolución sexual, resistencia y arte”.

Carlos Patiño (1981) Las cosas que se ven en Cúcuta: Un reinado de “hombres” que terminó en la cárcel. Revista Vea. No. 501. Mayo-Junio

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