La Gran Sissy (Fragmento de entrevista), 1981

Fotos del evento La Gran Sissy y sus tetas en Cali, Colombia, 1981.

Fragmento de entrevista a Pacho, la Gran Sissy, por Oscar Vásquez, “Detras de las caritas pintadas” 1981, Revista Vea No. 511

¿En qué consiste su arte?

En el teatro, desde la más remota antigüedad, ha existido el actor que vestido de mujer hace el papel femenino. Mi arte reside en hacer la representación, no sólo de una mujer, sino de un mito femenino: mujeres famosas de la farándula. Mi éxito radica en caracterizar a las grandes de la canción latinoamericana y española.

¿Para usted qué es el travestismo?

El auténtico travestismo es la realización momentánea de un sueño, de una fantasía complemente inalcanzable que se hace posible durante una noche, a costa de grandes esfuerzos y sobre todo de mucho dinero. Disfrazarse de mujer es realmente fácil, convertirse en una, es un arte muy difícil en el que no todos triunfan.

¿Y no cree usted que darle por ser estrella después de viejo es tan solo terminar por donde comienzan todas?

Nunca es tarde para realizarnos. El placer de comunicarse con un público, hacerlo vibrar, hacerlo sentir lo que queremos, es algo fascinante. Los aplausos y el cariño del público es algo que me compensa de todas las habladurías, las envidias, los celos y la mala leche, de los que quisieron hacer lo que hago pero que no pueden hacerlo. Ser marica lo puede ser cualquiera. Ser una estrella travesti, requiere de cualidad que yo sí tengo: No es suficiente querer ser algo, es necesario tener las calidades.

Y en cuanto al pago ¿está compensado económicamente todo este derroche de lujo de vestuario?

La verdad es que lo que nos pagan a duras penas alcanza para el taxi y las cremas desmaquilladoras. Porque el vestuario, los accesorios, las joyas son otros cuento. Para una mujer normal es gasto en maquillaje y afeites es mínimo. Para para una vedette de revista los costos son exagerados, demenciales y continuos.

Collage Diana Santos, La Gran Sissy, Fotos de “Detras de las caritas pintadas” 1981, Revista Vea No. 511

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