Valentino y tentación latina, 1980

Escrito por: Diana Santos Cubides, 2018.

Es importante destacar que durante la década de los ochentas la prensa empieza a cambiar su vocabulario reemplazando el término «travesti» por «transformista». A pesar de la agudización de la violencia y persecución contra todas las poblaciones consideradas al margen, esta década se destacó por el surgimiento de cada vez más espectáculos de perfomance tranformista.

El aclamado bailarín Oscar Ochoa triunfaba ahora con su nuevo show en el restaurante-grill “Valentino” y otros seguían sus pasos conformando sus propios espectaculos. Su show, marcademante erótico, buscaba demostrar que dichos matices sexuales exigen, al igual que en la danza, cierto grado de plasticidad y estética.

«Ivonne, un agraciado transformista empolva y maquilla su rostro, pintando las pestañas, cepillando las cejas, delineando los labios y resaltando lunares para que en el espejo se vaya esfumando la imagen recia de un hombre y aparezca la de una bella mujer, que después con delicados y femeninos movimientos, esponja su cabello enrulado dando paso a una pomposa melena como la que hizo famosa a Farrah Fawcett»

Oscar Vasquez, 1980.

Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, especialmente en la zona de la Primera de Mayo, varios establecimientos empezaron a ofrecer shows de transformismo para todos los gustos. También en la zona sur, aunque en específico en el barrio Venecia, surgió en la Discoteca Arizona el show “Tentación Latina”.

El espectáculo presentaba una revista musical con algunas de las canciones más sonadas en el momento de Raffaela Carrá. La protagonista era Victoria del Río, una mujer transgénero (aunque aún no se usaba este término en la época) de 23 años obligada a usar el nombre de Esteban Orjuela. Victoria se desempañaba en “Tentación Latina” como artista, estilista y directora. Contaba con un cuerpo de bailarines y una audiencia fiel.

En 1983 el periodista Henry Molano le realiza una entrevista sobre su “homosexualidad”, específicamente preguntándole cómo se había convertido en un hombre gay. Ella, sin temor a dejarle las cosas claras responde:

«Soy una chica gay. (…) A nosotros la gente nos
mira como si fuéramos diferentes. La Policía nos
golpea y persigue, la sociedad nos discrimina y
en las empresas no conseguimos trabajo por
el hecho de ser homosexuales o “gays”, pero
así somos y no hacemos daño a nadie, sólo
queremos vivir tranquilos.”

Victoria del Río

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