El pasado 25 de mayo en Bogotá se llevó a cabo un evento que se desbordó en mariconeo, creatividad, voguing y sensualidad. Entre la House of Tupamaras y Chanté, dirigido por el artista Manu Mojito, ofrecieron al público bogotano una noche de ballroom, fiesta y performance.
El mini ball convocó en cuatro categorías a participantes con todo tipo de cuerpos, conceptos y propuestas. La primera fue Chica Gomela, una categoría de runway que animaba a las personas a sacar su niña rica, creída, opulenta. El objetivo no era ser cara, sino parecerlo, y a su manera. Algunes optaron por abrigos de piel y carteras de imitación, mientras otres privilegiaron a la diva callejera que le gusta chicanear. A une le pareció gomelísimo usar un traje victoriano, con todo y abanico, y el público estuvo de acuerdo. También hubo propuestas novedosas como la de Santiago/Hersú, personificando a una chica gomela transitando de lo retro a lo futurista, al estilo de Thierry Mugler. Finalmente, la ganadora de esta categoría fue Carolina Bonilla sirviendo niña rica-gossip girl-sorority bitch realness.
La segunda categoría fue SEX SIREN «Menealo», invitando a todos y todas las participantes a proponer múltiples formas de interpretar en nuestro cuerpos la sexualidad. En esta categoría tenían licencia para menarlo y con esto explorar con sensualidad cada centímetro de su cuerpo. Les hubo oscuras y sensuales, reggaetoneras y hasta semi-pornográficas. La final fue toda una fantasía bisexual con un hombre con potencial de stripper y una mujer cuya completa existencia irradia sensualidad. Al final este hombre no pudo con tanto pussy power y Lila fue la ganadora.
La tercera categoría fue Chica Orquesta, dedicada especialmente para drag queens que junto con su comadre se presentaran al mejor estilo de las Chicas del Can. En esta oportunidad solo hubo dos Orquestas, una conformada por Yeslim y KatrinaZero Limit y otra, la ganadora, conformada por Poison y Venus Queer.
La última categoría dedicada específicamente al vogue performance. En esta oportunidad el gran ganador fue la madre Cobra, quien entonces representaba a la Haus of de la Blanca en Nueva York. En particular se les pidió a los participantes evidenciar sus mejores pasos dentro del estilo vogue femme, caracterizado por el cat walk y el muñequeo. Algunos participantes viajaron desde Cútuta, una de las ciudades que ha empezado a construir una escena solida de voguers en nuestro país.
Las encargadas de juzgar a los participantes de cada categoría fueron Paula Zaidan de BH VOGUE FEVER-BRASIL, la modelo Bella Castiblanco y Juana Bicul de Mis Amigas Drag. Con estos jurados se garantizó que se calificara de manera integra el realness, el baile y el talento al posar. El público estuvo de acuerdo en [casi] todas sus determinaciones y se vivió un espacio de entretenimiendo y competencia sana y constructiva. De los aspectos más positivos es que la mayoría de categorías fueron Open To All, lo que permitió que cualquier persona interesada en participar, independiente de su identidad o expresión de género, pudiera hacerlo, Esto permitió que el público, especialmente ese que venía por primera vez, percibiera la inmensa diversidad que existe aún dentro de los sectores LGBTQ+. La House of Tupamaras está abriendo espacios para la libre expresión y la creatividad que necesitan ser ampliamente aprovechados, así que si en esta oportunidad se lo perdió, esté atento a sus redes sociales para que no se pierda el próximo.
Después del mini ball se dio paso a una de las fiestas más undergraund y queer de Bogotá: Chanté Party Vol 03. Esta fiesta, fue organizada por el artista Manu Mojito y su equipo cercano, entre los que se incluye a Madorilyn Crawford, la niña rebelde del transformismo. Antes de la fiesta y el ball también organizaron un feria, como ha ocurrido en las anteriores versiones de esta fiesta, para ofertar e intercambiar artículos de estética queer como ropa y accesorios.
La música, a cargo de DJ Perro sin Sangre y DJ Twiggy, calentó a los asistentes a punta de perreo, neo perreo y electrónica. Hombres, mujeres, no binaries, drags, etc, de distintos orígenes sociales, profesiones e identidades, bailaron hasta que las paredes empezaron a sudar, como ya es costumbre en todos las fiestas en las que estén las Tupamaras. Un poco después de la medianoche se dio paso a dos performance drag, el primero a cargo de la talentosa Lesley Wolf y el segundo a cargo de Thaina Malta, desde Brasil, y su propuesta Drag King.
Esta fiesta ofrece la oportunidad de compartir con personas que en otro contexto podrían nunca llegar a conocerse. Propicia el establecimiento de lazos de solidaridad, amistad y fraternidad con otras experiencias de vida que se salen de la norma. Un ejemplo de esto es el caso de las mujeres trans que realizan trabajo sexual y que muy pocas veces se les ve disfrutando de una fiesta en Chapinero, dadas las distintas restricciones y prejuicios que existen en los bares del sector. Esta propuesta de fiesta es por eso valiosísima, en tanto motiva a través de la fiesta, el entretenimiento y el arte al fortalecimiento de un sector alternativo y transgresor dentro de los sectores LGBT, que no se veía desde Blues Bar. En ese sentido, nuestra invitación, a manera de crítica constructiva, es continuar apostándole a la fiesta «chirri», independiente, accesible económicamente para muchos y diferente de todo lo mainstream, reforzando al mismo tiempo medidas de cuidado y prevención del acoso.
No se pierdan las próximas fiestas y mini balls, ¡apoyemos las iniciativas independientes!
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