El drag también es para todAs: Mujeres en el Drag

La primera imagen que se viene a la mente al escuchar la palabra drag, o drag queen es Rupaul, Divine o alguna de estas artistas popularizadas por la televisión y las películas. Muchas personas piensan que por definición el drag implica travestismo y que solo lo practican hombres, sin embargo, lo que la mayoría no sabe es que las mujeres también hacen drag. Las pelucas, el maquillaje y el cuerpo de espuma, símbolos por excelencia de la indumentaria drag, también son usados por mujeres, especialmente de la comunidad LGBT+, que construyen personajes hiperfemeninos o hipermasculinos, que utilizan para criticar el machismo, el patriarcado y la heteronormatividad.

“We All Born Naked and The Rest Is Drag”

Si bien el drag en algún momento se equiparó en Estados Unidos al travestismo femenino, fuera o no con fines de entretenimiento, con los años empezó a desarrollar códigos estéticos, plásticos y escénicos que lo conformaron como expresión artística (por supuesto fuera de los cánones de la alta cultura), y que lo distinguieron de otras formas de travestismo. El kitsh y el camp incidieron fuertemente en este proceso, pues también empieza a configurarse un humor y todo un lenguaje propio de las drag queens, que se caracterizó por retomar elementos de la cultura popular que podían considerarse de mal gusto, desde la ironía y la caricatura.

Con la influencia de los club kids, el cyber punk y algunas tendencias culturales y estéticas, también se configuran estilos dentro del drag. Ya no existe únicamente la reina de comedia como Divine con cejas altísimas y maquillaje deliberadamente desordenado, ni solo las fishy queen, hiperfemeninas que emulan a las mujeres socialmente consideradas bellas como Rupaul[1]. Surgen estilos alienígenas, futuristas, abstractos, etc, que dan un nuevo acento en las potenciales expresivas y plásticas del drag, ya no solo desde el realismo travesti, sino desde el concepto de la transformación.

Aunque desde sus inicios el drag ha sido más ampliamente practicado por hombres gays y bisexuales que caracterizan a personajes hiperfemeninos, cuando la transformación se convierte en uno de los conceptos básicos del drag como expresión artística, se abren las puertas a mujeres y hombres, incluyendo personas trasngénero y no binarias que quieran experimentar con sus códigos.

Adicional a esto, uno de los aspectos fundamentales del drag ha sido su potencial político como forma artística para criticar o destruir (como propone Sasha Velour) el género como categoría normativa que se impone sobre los cuerpos. Al respecto, hace unos meses en una desafortunada entrevista, Rupaul sugirió que cuando el drag lo desempeñan mujeres, sean trans o no, se pierde la fuerza del comentario político. Como resultado, varixs artistas drag han manifestado que contrario a lo que piensa Rupaul, el drag es para todos y todas. Por ejemplo, la drag queen Robin Graves declara:

El Drag es un performance artístico que hace una declaración política sobre el género. Cualquier persona afectada por los roles de género puede hacer una declaración política sobre el mismo. Si te concentras en lo que cuenta o no cuenta como arte, no estás entendiendo el punto del Drag».

Robin Graves

Drag Kings: Las mujeres llevan más de 100 años haciendo drag

El término «Drag King» se populariza hasta la década de los noventas, sin embargo, las mujeres llevan haciendo drag desde hace más de 100 años. Hay registros de finales de 1886 en el que mujeres interpretaban de manera cómica a personajes hipermasculinos, inspirados por lo general en hombres de clase alta, para divertir a un público de clase popular que encontraba en estos shows una oportunidad de burlarse de sus empleadores. También interpretaban a hombres cotidianos, haciendo que muchos hombres se sintieran identificados con los comportamientos que mostraban, de hecho, en la época victoriana y edwardiana era común que hombres y mujeres intercambiaran prendas con fines de entretenimiento propio o de otros [Recomendado: Drag King Realness].

En los años setenta, durante el auge de la cultura ballroom en Estados Unidos, muchas mujeres, especialmente lesbianas, bisexuales, negras y/o migrantes, participaron activamente de estos escenarios de competición en las categorías Tomboy o «Realness», interpretando distintos personajes masculinos. Éste se convirtió en un espacio para que las mujeres que no encajaban en los modelos de belleza y feminidad hegemónicos pudieran expresarse, lucirse y recibir aplausos. También para que muchos hombres trans tomaran la decisión de iniciar su tránsito para reconocerse (y ser reconocidos) como hombres las 24 horas del día, y no solo durante el show.

Desde los noventas, artistas como Mo B. Dick. Dred, Lizerace, Sir Real, entre otros, empiezan a ser reconocidos en los establecimientos nocturnos. Más mujeres y hombres trans empiezan a incursionar en el drag desde el transformismo masculino y andrógino, conformando colectivos e inaugurando establecimientos como el Club Casanova. Aunque aún no son tan apreciados como su contraparte, los drag kings cada vez más salen a la luz protagonizando documentales y series web. También su práctica artística en el drag empieza a reconocerse internacionalmente, gracias a que artistas de talla global han usado el transformismo masculino como parte de sus presentaciones. Por ejemplo, la comediante Kate Mckinnon personificando a Justin Bieber, la actriz de Resident Evil Milla Jovovich interpretando a Billy Idol, y por supuesto la icónica Lady Gaga y su personaje «Joe».

Mientras algunas artistas optan por una representación lo más realista posible de la masculinidad, exaltando a grandes iconos como Elvis y Frank Sinatra, otras optan por construir personajes que critiquen comportamientos y actitudes de la masculinidad hegemónica, usando el arte drag como una forma de comentar sobre el patriarcado, el machismo, el binarismo y la heteronormatividad. De hecho su crítica en ocasiones va un poco más allá, cuando representan a líderes conservadores como Trump, como una forma de resistir a la ultra derecha y los fundamentalismos religiosos desde la burla y la ridiculización.

Female Drag Queens: «Where’s the Transformation, Sis?»

Además del transformismo masculino, las mujeres también han participado de diversas formas del drag femenino. Gia Gunn y Sonique, por ejemplo, son dos mujeres transgénero ampliamente reconocidas por su participación como drag queens en el reality de Rupaul. La mismísima Marsha P. Johnson, una de las líderes del movimiento que resultó de los disturbios de Stonewall, era trans, bisexual, y drag queen. Si nos vamos al ámbito local, varias transformistas colombianas son también mujeres transgénero que en su vida cotidiana andan en jeans y camisetas como cualquier otra mujer, y se transforman para el show.

Algunos consideran que las mujeres cis están en una posición de ventaja a la hora de transformarse y exagerar rasgos femeninos, porque no deben esconder el pene, pintarse senos o usar tanto relleno. La cuestión es que: hay mujeres que tienen pene, no todas las drags se tuckean [esconder el pene], existen las prótesis de senos y hay hombres que hacen drag y tienen tanto relleno como Kim Kardashian, mientras las mujeres que hacen drag en la vida cotidiana no necesariamente lucen así. Además, un buen drag se juzga por la ejecución del producto final y el performance, no por el tiempo que dedica una persona en construirse, pues como sabemos, solo el maquillaje puede tardar hasta 6 horas, tengas o no pene.

Otro de los problemas que han tenido las mujeres cis al hacer drag femenino es que algunos hombres gay las acusan de querer cooptar o apropiarse de un arte que «no les pertenece». Además del usual acoso por redes sociales han habido agresiones físicas contra algunas en un par de establecimientos en Estados Unidos y Canadá. Ante esto, las artistas han creado sus propios colectivos, algunas apoyadas por hombres que hacen drag, para presentar sus shows en espacios seguros para todos y todas. Ante esto, las artistas notan con tristeza cómo el arte drag nace como resultado de la prohibición de la iglesia de que las mujeres participaran en teatro, para que ahora varios hombres también quieren mantenerlas lejos de los escenarios. La verdad es que quien aprecia un buen show drag podría disfrutar de sus presentaciones sin reconocer si son hombres o mujeres detrás del personaje, y ese es el punto, en el drag el género de la persona es irrelevante al evaluar la calidad del performance.

Respecto a lo que enuncia Rupaul sobre la fuerza del comentario político del drag y si se debilita cuando no hay travestismo, es pertinente mencionar las razones por las que muchas artistas mujeres han optado por incursionar en el drag femenino. Crimson Kitty, por ejemplo declara:

«Hablando desde mi cuerpo y perspectiva de mujer, el drag es tomar todas esas cosas que la sociedad te dice sobre cómo lucir -«tienes que tener el cabello largo.» «Tienes que ser bonita» – y arrojarlas al inodoro». 

Crimson

El arte drag para estas artistas funciona como un acto de resistencia a una cultura que le exige a las mujeres ajustarse a la mirada masculina (no solo heterosexual) y adoptar modelos de belleza hegemónicos. Es también una fuga de escape para explorar actitudes y comportamientos que por décadas han sido juzgados, reprimidos y/o castigados en las mujeres. Así como los hombres destacan que el drag les da la libertad de ser quienes quieren ser, desatendiendo los roles de género impuestos, las mujeres apuntan los mismo: el drag les da la libertad creativa de experimentar, proponer y divertirse, sin prestar atención a lo que socialmente se considera propio o impropio de las mujeres.

Lady Gaga, quién reconoce que es una artista que también participa del drag, ha comentado sobre cómo esta expresión artística le ha permitido explorar y presentar partes de sí misma que se consideran excéntricas o incluso de «mal gusto» y cómo esto finalmente la hace sentir más auténtica consigo misma, especialmente en una industria tan patriarcal, en la que se presiona a las artistas femeninas a sexualizarse para vender.

En conclusión, el comentario político del drag no pierde fuerza cuando lo hacen las mujeres, cambia por quién lo enuncia, claro, pero en conjunto solo hace del drag una apuesta artística y política más solida. Tanto drag kings como female drag queens se apropian de las herramientas y códigos que ofrece el drag para expresarse libremente, criticar la heteronormatividad, el machismo y los roles de género, y para denunciar situaciones que afectan a las mujeres y a la comunidad LGBTQ+

Notas

[1] Personificación drag femenina no es lo mismo que expresión o identidad de género femenina, las drag Queens no deben confundirse con mujeres transgénero y definitivamente no son «hombres disfrazados de mujer», no tienen intención de burlarse o hablar en nombre de las mujeres. Adoptan características del mito de la diva y la feminidad supuestamente innatas, elementos que se asumen como naturales de ciertas mujeres, que después desmitifican a través del performance, al evidenciarlas como construcciones culturales y sociales cuyo supuesto origen natural puede ser desafiado.

Referencias

ABC del Arte Drag & Transformista (s.f) Directorio

Anderson To One (2002) Drag King Timeline 1980-2002

Bailey, Marlon (2013) Butch Queens Up in Pumps: Gender, Performance and Ballroom Culture in Detroit. The University of Michigan Press.

Cammack, Reid (June 20, 2018) Creme Fatale: Where’s the transformation, sis?

Evening Standard (October 3, 2018) London’s Drag Kings You Need to Know About. https://www.standard.co.uk/go/london/arts/london-drag-kings-lgbtq-gender-a3951726.html

Jezebel (August 3, 2018) As Drag Becomes More Popular Than Ever, Drag Kings Refuse To Be Ignored. https://jezebel.com/as-drag-becomes-more-popular-than-ever-drag-kings-refu-1823500621

Rae, Alexandra (January 9, 2019) Meet the trans, nonbinary and bioqueens who deserve a spot on Rupaul’s Drag Race UK.
https://www.kqed.org/pop/108023/meet-the-trans-non-binary-and-bio-queens-who-deserve-a-spot-on-rupauls-drag-race-u-k
Rodger, Gillian M. (2018) Just One of the Boys: Female-to-Male Cross-Dressing on the American Variety Stage. University of Illinois Press.
Scriver, Amanda (May 18, 2016) Why Faux Queens deserve a place in Drag community. https://medium.com/the-establishment/why-faux-queens-deserve-a-place-in-drag-culture-ab0d6204734c

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